¿Cuántas maneras hay de hablar de Dios? ¿Cuántas maneras de llegar a los corazones de las personas que necesitan que alguien les eche un cable? Y, ¿cuántas formas para que los niños sepan que hay un Dios que los ama inmensamente?
Un viernes más, unas rutinas de payasos más, se transforman en una ilusión más. Los amigos y vecinos del barrio, los niños del barrio, que viernes a viernes saben que vienes, te están esperando y colaboran contigo, te escuchan, permiten que les hables de Dios.
Al menos existe alguien que se preocupa por ellos y les tiende la mano. Ese alguien es Dios.
Nosotros solo hacemos la comisión que se nos encomienda en su Libro, la Biblia. Sembrar con confianza para que, como dice Isaías 55:11, «Mi palabra que sale de mi boca no volverá a mi vacía sin haber realizado lo que deseo y logrado el propósito para el cual la envié».
Gracias a todos los que quieren participar en esta comisión y cada viernes dedican un tiempo para ello.
Nuestra recompensa es ver disfrutar a los niños y cómo reciben, como niños, esas palabras bonitas de Jesús para ellos y ver también como algunos padres también escuchan con atención.
El resultado final serán esas personas, adultos y niños, libres y salvos de tantas cosas..., porque «la verdad les hará libres», al haber tenido la oportunidad de escucharla y creer en ella