Un tema central en la Biblia es que Dios es Dios de nuevas oportunidades. Es el eje central del mensaje de salvación. El hombre, por mucho que intente lo contrario, se equivoca continuamente. Por mucho que intenta hacer el bien, parece que siempre termina por meter la pata. Una y otra vez vemos que Dios extiende su mano y le dice, ‘Ven. Te perdono. Te doy otra oportunidad’.
¿Por qué lo hace? Pues porque Dios nos ama y quiere tener una relación con nosotros. Es un Dios de relaciones y es sociable. Pero, como cualquier padre, hay normas y cuando transgredimos las normas, rompemos la armonía de la relación padre-hijo. Como en la familia natural, hay que arreglar esa tensión. Con Dios, significa arrepentirnos del pecado que nos separa de Dios. Y arrepentirnos es decir ‘lo siento’ pero es mucho más que eso. Es desear dar la vuelta a nuestra vida y, en lugar de seguir en nuestros propios caminos, decidir hacer las cosas a la manera de Dios. Dar la vuelta y caminar en el sentido contrario y renunciar a lo que sabemos que no le agrada a Él.
Si estamos dispuestos a hacerlo, Dios nos espera con los brazos abiertos. Nos perdona y nos limpia: es como si borrase la pizarra donde todos nuestros pecados están escritos para presentarlo como un lienzo en blanco con lo cual podemos empezar de nuevo. Así son las nuevas oportunidades de Dios.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2ª Corintios 5:17)
Karen Chambers